El Real Jardín Botánico de Madrid fue fundado en 1755 por Fernando VI, pero su ubicación actual se la debemos a Carlos III , que en 1781 lo traslada desde su sede inicial cerca del río Manzanares y el cual ocupa una extensión de ocho hectáreas
La visita comienza por una paseo entre la colección de Bonsais, donación del expresidente González, así como de diversos regalos de Estado cedidos por Patrimonio Nacional, Los Bonsais son unos árboles espectaculares, unas miniaturas vivientes, parecen pequeños hijos de sus mayores. Desde Olivos a Madroños, Encinas y Bosques de Pinos, Cedros y Arces Japoneses, Sabinas y Enebros, y a un largo etcetera, la colección es una inmejorable manera de empezar la visita. También es destacar el pequeño estanque donde cuidan con mimo y pasión a un grupo de Nenúfares a punto de florecer.
Recorremos sus paseos con nuestras Cayumas, siempre cómodas y ligeras, y tenemos la suerte de ver los maravillosos y altísimos Pinos piñoneros, así como el espectacular Cedro del Himalaya, gigantescos Chopos, y robustos Robles y Plátanos. El viejo Olmo, casi muerto, intenta renacer, con poca esperanza, en lo alto de su ancho tronco, más de seis metros de circunferencia, con un par de ramas que luchan por prosperar
También tuvimos la posibilidad de visitar los Invernaderos, una preciosidad de lugares como la Estufa de las Palmas y sus Helechos y otros plantas que soportan la humedad. Tambien estuvimos en el Invernadero del Desierto, rebosante de Cactus de todo tipo y condición, así como en el Invernadero Subtropical.
Continuamos la visita con la Huerta, y antes de adentrarnos en la búsqueda de Peppa Pig nos sentamos un rato a la sombra en la Plaza de los Castaños, gemela de la Plaza de los Plátanos.
Después llegó el turno de los peques y su búsqueda de las figuras de la familia porcina. Hay que decir que la iniciativa es muy interesante porque acerca de una manera sana y divertida a los mas pequeños, a conocer la riqueza natural de su ciudad.
Al terminar, dimos las gracias a nuestro guía y abandonamos el Real Jardín Botánico contentos y hambrientos